Hace años que tengo la costumbre de regalarme tiempo por mi cumpleaños.
Este año era uno de los más especiales porque cumplía nada menos que 50 años (aún me da noséqué pronunciarlo y para nada me representa, pero eso ya es otra historia…) así que el lugar tenía que ser un poco más especial que los años anteriores.
Este 2023 ha sido uno de los años más largos de mi vida así que no buscaba tanto tratamiento de belleza sino un masaje descontracturante y que me permitiera cambiar de década regalándome una buena sesión de mimos que, creedme, me he ganado.
Ya conocía The Organic Spa así que no entendía por qué había tardado tanto en volver, pero creo que este 2024 será uno de los lugares que visite cuando necesite dedicarme tiempo y esconderme de todo.
Está situado en pleno barrio de Salamanca (calle Lagasca, 90) de Madrid, pero tiene la capacidad de hacerte sentir en Tailandia desde que atraviesas la puerta.
Paredes con agua cayendo, flores y vegetación, una cuidada decoración que conjuga el negro y el dorado y, sobre todo, un trato exquisito, te hacen darte cuenta de que te quieres quedar allí para siempre.
Yo siempre digo que al igual que hay dos tipos de peluquerías (que yo suelo diferenciar por el mimo que te dan en el lavado), hay dos tipos de centros cuando hablamos de belleza o bienestar.
Para mi, el sinónimo del lujo y, por qué no admitirlo, lo que marca la diferencia sobre todo a medida que cumples años, son la comodidad y, sobre todo, la privacidad.
Independientemente de la calidad del servicio, hay detalles que para mi, son cada vez más importantes.
El trato, la privacidad y el respeto a la intimidad son cosas que hace años no me importaban tanto pero ahora sí y en esto, precisamente The Organic Spa es inmejorable.
Os cuento: yo decidí probar un masaje (en mi caso balinés que combina la «dureza» del tailandés con el masaje relajante al final).
Al entrar en la sala ya percibes la diferencia: una bata preciosa, una campana dorada para avisar cuando te hayas desvestido y un detalle que os parecerá ridículo pero para mi no lo es: la braguita que te dan es una braguita negra de algodón, comodísima y aunque sea desechable no es de esas que uno no sabe ni cómo ponerse.
Un lavado previo de pies ya te hace imaginar que la experiencia va a ser un auténtico lujo.
Durante el masaje, lo mismo. Debe ser la edad, pero me encantan los masajes en los que van descubriendo solo la parte del cuerpo que te están tratando y tapando con una sábana suave el resto.
De el masaje solo podría deciros que… MARAVILLOSO.
Te van preguntando la intensidad que prefieres y llega un momento en el que pierde la noción del tiempo y solo quieres que dure más.
En su web podéis ver todos los tratamientos, todos los espacios con los que cuenta y comprenderéis por qué casi me quedo a vivir allí: theorganicspamadrid.com
Os podría recomendar cualquier tipo de masaje (Real Tailandés, el Hawaiano Lomi Lomi, el Balinés, Shiatsu, Facial Antiaging, Facial Iluminador) o tratamiento pero sus terapeutas os indican y aconsejan de maravilla según lo que necesitéis (al igual que te dan a elegir, por ejemplo, el aroma que quieres que utilicen en tu masaje, otro detalle que para mi, marca la diferencia).
Terminaré diciendo que es fácil entender por qué tienen tantos premios y por qué, este tesoro tailandés escondido en la calle Lagasca de Madrid, va a ser uno de mis sitios más frecuentados en 2024.
Si quereis haceros un regalo, desconectar de todo y sobre todo, dedicaros tiempo, este rinconcito tailandés es, sin duda, el mejor sitio.