La historia la conocéis de sobra.
Había dejado Telefónica acogiéndome a unas bajas voluntarias cuando se anunció el cierre de Terra Networks, el portal de internet más pionero y conocido de nuestro país y al que, no solo había dedicado mis mejores años profesionales, sino que tengo tanto que agradecer por haberme hecho posible estar en primera línea con la llegada de internet al mundo.
En un descanso de una función de Baryshnikov, mi bailarín favorito, una amiga me hizo recordar lo que me gustaba escribir y cómo aquello que hacía solo para mi (y para mis amigas en forma de cartas que muchas aún conservan) debería hacerlo de forma más visible, y me animó a crear un blog.
Que otros vean en mi lo que soy capaz de hacer, mucho antes que yo misma fue, ha sido y será una constante en mi vida. Así que pensé ¿por qué no?.
Desde ese momento, mi vida se convirtió en una dualidad tan curiosa que aún hoy, me cuesta creer.
Preparar biberones, escribir código con el pelo recogido en el moño que me hice para la ducha, perderme por Madrid y cambiar mis viejas All Star por unos tacones que llevaba en el maletero (con los que no sabía caminar) en cualquier parking sujetando el bolso con los dientes antes la atónita mirada de los empleados, para minutos después aparecer como si nada en un evento exclusivo al que me habían invitado…, salir corriendo de hacerme una foto con Gerard Butler cual cenicienta porque no llegaba a recoger a los niños del cole y acabar en la lavandería del hotel gracias a mi falta de orientación… todo ello se combinaba de forma fácil, y casi mágica, con asistir a presentaciones de Valentino en Roma, de Amazon en Londres o visitar San Francisco de la mano de Pixar o Silicon Valley invitada por Google y recibir la llamada de mi hija en plena puerta de embarque porque no encontraban los leotardos del cole.
Selfies con Brad Pitt, que me maquillara Heidi Klum delante de la prensa, un one to one con Paul Walker por skype o asistir a las presentaciones más exclusivas de cada temporada en Disneyland Paris, eran sueños inimaginables con un behind the scenes que parecerían hasta exagerados en cualquier película o libro de Bridget Jones.
A pocos días de cumplir 49+1 y con todas las cicatrices que han dejado (en la cara y en el alma) estos últimos años, no me puedo creer que lleve 14 años escribiendo un blog, del que siempre me dio vergüenza hablar en mi vida real.
No me parezco ni de lejos a lo que yo pienso que es una mujer de 50 años. Ni de lejos. En realidad mentalmente me quedé en los 43 y creo que no soy capaz de admitir que estoy a punto de cumplir una cifra tan… fea. Sí. Admitámoslo.
Dicho esto, cada año me gusto más y me parezco más a lo que siempre quise ser. Es verdad que la vida se ha «cebado» un poquito en los últimos años (conmigo y con todos) y sigo queriendo volver a mi peso, a verme con menos arrugas y a seguir estando estupendísima y que las fotos, cuando me pongo las gafas de ver de cerca (otra cosa que llevo muy mal), no me devuelva fotos terribles, jajaja.
Por ello, creo que tiene todo el sentido del mundo que The Beauty Blog comience una nueva etapa. Una etapa dirigida a lo mismo de siempre, pero con otro punto de vista. Más calmado, más sereno y ¿por qué no? más divertido.
No pienso abanderar el «mujeres maduras» o el «50» para captar un nicho o aumentar visitas. Sé que las tendría.
Debe ser lo único que las imitadoras no pueden copiar, y en lo que ganamos la partida a las influencers… pero quiero seguir hablando de lo mismo. De como sentirnos mejor, de cómo vernos mejor… pero por fuera y por dentro también.
Sigo dándole vueltas a todo lo que quiero hacer, y a volver a hacer a mi «beauty», el blog que merece ser con tantas horas dedicadas… mientras tanto seguiremos tomando café en Instagram y hablando aquí solo de los productos que pruebo o me llaman la atención y sobre todo, contando la verdad, que al fin y al cabo es (además del fondo negro) lo que siempre ha diferenciado a este blog de muchos otros.
En unos días cumplo 49+1 pero en la misma semana Brad Pitt cumple 59+1, así que… ¿habrá sorpresa pronto? 😉
Gracias por leerme. Gracias de corazón.